Realmente no estamos muy satisfechos con el rumbo que están tomando los regimientos de plástico, no solo los de Games Workshop, si no los de cualquier marca que hemos visto. En pos de la compatibilidad, están comenzando a generar miniaturas casi iguales, sin ningún tipo de personalidad.
Y personalidad es lo que lo sobra a este Capitán de la Reiksguard. No es solo su gordura o su inmensa estatura, que de por si constituyen un soplo de aire fresco en un mundo de humanos, alfeñiques cortados por idéntico patrón. Mira desde arriba a su oponente, sabedor de su superioridad. Su aspecto desprende arrogancia, la propia de un buen oficial de la guardia del Emperador, sabedor de su posición de poder.
Si debemos de decir algo negativo, quizá sea su fervor por Sigmar. El tamaño del cometa es tal que le roba protagonismo al rostro el personaje cuando lo observas. Pero es un fallo menor en tan gran miniatura.
Esta es sin duda la mejor conversión que hemos visto hasta la fecha, de la ya de por si extraordinaria representación, del Campeón de Nurgle de Brian Nelson. Lleva camino de convertirse en la miniatura más conversionada de la historia, que no es decir poco.